Todo esto se percibe también -termina diciendo- si volvemos del revés la cadena hablada. En este ejemplo podemos apreciar, en efecto, que no existe separación de sonidos ni de sílabas ni de palabras, y lo que oímos poco tiene que ver con lo que escribiríamos invirtiendo el orden de las letras, es decir, si escribiéramos
rivivropsasocsahcumnadeuqetnúaeuqritnesecahetnóicanigamial:
Las únicas "separaciones" que en cierto modo podemos oír son las que hay entre elevaciones y descensos tonales, es decir, entre sílabas acentuadas y no acentuadas, como se ve en la pista de audio. Por ejemplo, no existe separación entre quedan y muchas, pero sí entre mu- y -chas:
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